martes, 21 de mayo de 2013

El Núcleo



El Germen


Las autoridades austríacas averiguaron su paradero y le obligaron a comparecer en su consulado en Munich y luego ante la comisión de reclutamiento de Salzburgo. Allí, dado su débil estado físico, fue declarado no apto e inútil para la milicia. El 16 de agosto de 1914 se presentó como voluntario al ejército alemán: la Primera Guerra Mundial había comenzado. Herido y gaseado en el frente, fue condecorado con sendas cruces de hierro al mérito militar de segunda y de primera clase, honor este último muy raro para un sargento, como él era.

Según testimonios, fue un soldado valiente y se ganó pronto la simpatía de sus superiores gracias a su marcado antisemitismo. Fue nombrado oficial de propaganda del Reichswehr, el ejército regular, y se dedicó a predicar el ideal nacionalista y la lucha contra los bolcheviques entre sus camaradas, dando numerosas conferencias. El 12 de septiembre de 1919 fue comisionado a asistir a una asamblea del incipiente Partido Obrero Alemán (DAP) con el objeto de recabar información sobre dicha asociación. Hitler intercambió impresiones con el presidente del DAP, Anton Drexler, y todo habría terminado allí, quizá, si no hubiese recibido poco después una tarjeta postal en que la dirección del partido (entonces no contaba con más de cincuenta afiliados) le comunicaba su ingreso en el mismo.

En marzo del año siguiente abandonó la milicia para dedicarse por entero a su actividad política; fue entonces cuando el partido añadió a su denominación Nacionalsocialista, convirtiéndose en elNationalsozialistische Deutsche Arbei-terpartei (de cuya abreviatura surgiría la palabra nazi), y Hitler se convirtió en su jefe de propaganda. Como tal consiguió reclutar a personajes destacados de la sociedad muniquesa, esencialmente nacionalistas y, en menor medida, a trabajadores, cuyo número fue disminuyendo a medida que el NSDAP se engrandecía, y él se hacía con la presidencia, tras eliminar a Drexler.

En noviembre de 1923, siguiendo el ejemplo de Mussolini en Italia, intentó un golpe de estado, conocido como elputsch de 1923. Los dos cabecillas de la intentona, Hitler y Ludendorff, fueron detenidos y juzgados; su fracaso le valió una condena de cinco años de prisión, de los que sólo cumplió nueve meses debido a la presión de sus camaradas. De esa estancia en la prisión de Landsberg surgió la primera redacción de Mein Kampf, dictada a Rudolf Hess.
La crisis económica de 1929 permitió al partido nazi un desarrollo más que considerable. En 1932 se presentó a las elecciones presidenciales, y si bien fue derrotado, obtuvo trece millones y medio de votos. En enero de 1933 ocupó la cancillería con el conservador Von Papen. Hitler disolvió el parlamento, inició una campaña financiada por los magnates del Ruhr (Von Thyssen, Otto Wolff, Voegeler) marcada por la violencia de las Schutz Staffel, las SS, la policía militarizada del partido nazi, y el incendio del Reichstag de Berlín, el 27 de febrero, hecho que utilizó en su favor atribuyendo su autoría a la subversión comunista y que le dio pie para instituir el estado de excepción.
Fueron los pasos necesarios para acabar con sus oponentes. Primero promulgó una ley destinada vagamente a restablecer «el funcionamiento de carrera», pero que sirvió en
realidad para depurar a los judíos y marxistas de los servicios del Estado, y en general de todo aquel que ocupase un puesto codiciado por los nuevos jefes nazis. Tras su primer encuentro con Mussolini, el 14 de junio de 1934 en Venecia, Hitler y la jefatura del nacionalsocialismo (Goebbels, Göring, Heydrich y Heinrich Himmler) se deshicieron de su otrora apreciado Ernst Röhm y otros opositores al régimen: Gregor Strasser, Schleicher, Kahr, a la cabeza de un centenar, todos ejecutados a quemarropa en la que fuera llamada «Noche de los cuchillos largos» (30 de junio de 1934). Von Papen se libró de la quema gracias a la protección del mariscal Von Hindenburg, todavía presidente del Reich; pero por las dudas se aprestó a dimitir de su cargo de vicecanciller, se fue a Viena como embajador y más tarde siguió sirviendo a Hitler en Ankara.

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